Aún resuenan en mí muchos rasgos de mi infancia; pintando con una cajita de Plastidecor o haciendo figuras en el campo con bolitas de barro.
De todo aquello guardo mi pasión por los colores y las texturas, por jugar a imitar a la naturaleza y la inquietud por crear de la nada algo con nombre propio.
Todo era natural, salvaje, divertido...
Eso es en esencia Artisai
Un mundo donde todo es posible y donde la imaginación es una máquina que trabaja sin cesar. Existe color y vida allá donde la mirada alcanza y una sed incesante por crecer sin perder a esa niña, un poco payasa, que llevo dentro.
Desde 2017
No existen barreras si deseas con fuerza lo que haces y si, como yo, tienes el gran honor de llevar una estrella siempre a tu lado.
Mi madre, esa que me enseñó a caminar y puso en mis manos la primera cajita de lápices, es hoy compañera inseparable de este proyecto que desde 2017 dio forma a nuestros sueños compartidos.